martes, 9 de junio de 2009

09 / junio / 09


Ya no se, esto es demaciado para mi...
Es que estando contigo, cerca de tu boca, tus manos, y tu nuevo corte, nada más pareciera tener importancia. Ni los estudios, ni los compromisos, ni las consecuencias, incluso hasta se me olvida que el tiempo sigue corriendo.
Me subí al taxi, al lado un viejo que alega y alega, voy pensando en los asfixiada que me siento y con ganas de vomitar hasta lo que desayune (que no fue mucho). Es raro lo que paso: pase de la felicidad máxima de unos minutos atrás, a la peor angustia que se podría experimentar.
Para pensar en otra cosa metí un chicle en mi boca, intento masticarlo, pero no puedo y ruego que se deshaga en mi boca para poder saborearlo de alguna manera.
Se sube al taxi un joven un tanto menos que yo, el taxi se impregna de un olor nauseabundo, como a sexo, y aumentaron mis ganas de vomitar. Por suerte no queda mucho trayecto.
Me bajo, camino por la calle que da a mi casa y ningún espacio de aire se salva de la invasión de las estufas.
Llego a mi casa y mis papas no han llegado. Me espera una grande.
Me meto a la ducha, se corta el gas.
"Esta noche todo mal, excepto tu AMOR."

Finalmente no fue tan grande. :)