Hermana Superiora y Directora, queridos profesores, personal codocente y paradocente, apoderados y familiares presentes, queridas compañeras, muy buenas tardes:
Unos años atrás, al imaginarnos este momento, pensamos que nunca llegaría, ya que al ser tan pequeñas creíamos que nuestros juegos y diversiones no terminarían nunca.
Como no recordar el primer día de clases cuando llegamos a un lugar desconocido con personas desconocidas y donde por primera vez nuestros padres nos dejaban solas. Ese día unas adorables mujeres a las que llamábamos tías nos acogieron y nos hicieron sentir como en casa. Ellas consolaban a todas esas niñas que lloraban y gritaban por sus papas y su paciencia era demasiada cuando tenían que perseguir a más de una desordenada que se escapaba.
Fuimos creciendo y aprendimos a expresarnos, aprendimos a leer y a escribir, lenguajes que utilizamos en el día a día y que con ternura y cariño nos enseñaron nuestras profesoras de 1ro a 4to básico. Como olvidar que en esos años también seguíamos el ejemplo de las niñas más grandes, las de 8vo, quienes nos cuidaban y nos alegraban todos los días con un par de dinámicas en los recreos.
Más adelante, ya teníamos un profesor para cada asignatura, y las materias se ponían mas pesadas pero paso a paso nos fuimos acostumbrando.
Continuamos creciendo y la mayoría de nosotras hicimos nuestra primera comunión, sufrimos muchos cambios al igual que el colegio, techaron nuestro patio y quitaron el peral que tan hermosa hacia la hora de ir a jugar. Y a pesar de que perdimos algunas cosas, también ganamos mucho: ahora en los fríos inviernos no teníamos que quedarnos en los pasillos, sino que podíamos salir a jugar o simplemente a quedarnos paradas para ser la primera de la fila al momento de entrar nuevamente a la sala.
Nuestra evolución continuó, y llegó el momento en que pasamos del jumper y la corbata, a la falda y la polera. Ya nos sentíamos grandes pero quizá también un poco decepcionadas al ver que nuestro nuevo uniforme era similar al de la inmaculada. Sabor amargo que se nos pasó con la llegada de una nueva noticia: estaríamos juntas por cuatro años más, cosa que antes no ocurría.
Pasamos a la enseñanza media, y a la simple vida escolar se le sumaron otras cosas, como los nuevos ramos, los nuevos amigos, los primeros pololos, el preuniversitario, la mayor exigencia y muchas otras cosas que nos hicieron tener cada día menos tiempo para nosotras, pero que hicieron del colegio el mejor lugar para compartir experiencias y para aprender de nuestras caídas y también de las caídas de las demás.
A medida que pasaba el tiempo, nos dimos cuenta de que se acercaba este día tan esperado y mientras menos faltaba para el, en nuestros corazones afloraban diferentes sentimientos, por un lado la alegría de finalizar una de las etapas más bellas de nuestras vidas y por otro lado, la tristeza de dejar para siempre el lugar que prácticamente por toda la vida ha sido nuestra familia y hogar.
El día de hoy, cada una de nosotras toma un camino diferente y luchara para hacer realidad la historia que por tantos años hemos plasmado en nuestros pensamientos.
Si, será un camino difícil, pero estoy consiente de que estamos preparadas para salir adelante, ya que hubo muchas personas detrás de nosotras apoyándonos, cuidándonos y enseñándonos la real importancia de vivir la vida. Por esto, y al mirar hacia atrás, solo me resta decir gracias.
En primer lugar gracias a nuestros padres y apoderados, ya que sino fuera porque ellos tomaron la decisión correcta, nosotras jamás nos habríamos conocido y también porque como todos saben, la educación parte en casa.
Gracias a los “tíos” auxiliares y administración, que cada mañana, aunque el día estuviera horrible, nos saludaban con una sonrisa de oreja a oreja, deseándonos un buen día, alegrando nuestros ratos y ayudándonos en todo lo que podían.
Gracias inspectores, es especial inspector Cristian, inspector Alejandro, tía Elsira y tía Lidia, porque a pesar de que varias veces desobedecimos y los hicimos pasar malos ratos, nos tuvieron siempre mucha paciencia y nos dieron una segunda y tercera oportunidad.
Queridos profesores, muchas gracias por estar cada día con nosotras, por compartir con nosotras los buenos momentos y por preocuparse en los no tan buenos, por responder a nuestras preguntas, por formar junto a nosotras una familia, pero aun más por muchas veces cruzar la barrera “profesor-alumna”, para tener una conversación de respetuosa confianza entre amigos.
Aunque las relaciones no fueron siempre las mejores, gracias por ser parte de nuestras vidas y por dejar en nuestra memoria todas esas anécdotas que nunca olvidaremos, como por ejemplo las historias del profesor Osvaldo, los “valor” de la profe Paola, los gritos del profesor Ariel, las salidas a la plaza con el profe Vijocha, las pruebas del profesor Miguel Ángel, los campamentos con las profesoras Verónica y Paulina y el inolvidable “have a nice weekend” de la miss Elizabeth, que nos acompaño durante casi todos estos años y que no podríamos olvidar.
Quiero dar las gracias también a Sor Fidelia y Hermana Marcia, las cabecillas de nuestro colegio, gracias, porque si ellas no estuvieran, nada de esto seria posible y por mantener al colegio en la buena forma en que está.
Finalmente me gustaría hablar de nosotras, ya que hoy es nuestro día. Personalmente debo dar las gracias a Dios por darme la oportunidad de haber pertenecido a este colegio y a esta familia, por conocer tan lindas personas y por enseñarme junto a ellas lo que es el amor, la alegría y la amistad.
Como la mayoría, en este lugar hice grandes amigas, las que con seguridad conservare para siempre ya que con ellas disfrute muchas cosas, con ellas aprendí a vivir y con ellas también pase muchas anécdotas inolvidables, porque ¿quien olvidara el túnel, el acto del mes del mar en el 2006, el acto del día del profesor, las guerras de papeles o la guerrita de agua?
Creo que aunque muchas veces nos quejamos de que la diferencia entre la generación anterior y nosotras era muy notoria, eso nos sirvió para unirnos más y para conocer personas con las que a lo mejor nunca habíamos hablado, pero que sin duda, con el solo hecho de conversar sobre un fin en común, cambio en algún sentido nuestras vidas.
Una vez una personita a la que quiero mucho dijo algo como esto: “mis pollos salen a la vida sin conocer nada, pero no quiero que vuelvan, porque aquí comienza la etapa más bonita de sus vidas, así que disfrútenla”
Generación 2008, hoy finalizamos una etapa de nuestras vidas, salimos de la burbuja para lanzarnos a la vida. Y ahora solo queda decir adiós a este lugar y a estas personas que nos vieron crecer y que compartieron junto a nosotras los mejores años de nuestras vidas.
Personalmente quiero desearles suerte a todas ustedes, compañeras, para que todos nuestros sueños se realicen y para que demostremos todo lo aprendido.
Nos vemos algún día y espero que podamos conversar acerca de cómo continuo la historia de nuestras vidas.
¡Felicidades egresadas 2008!
.Bessy Lillo.
Unos años atrás, al imaginarnos este momento, pensamos que nunca llegaría, ya que al ser tan pequeñas creíamos que nuestros juegos y diversiones no terminarían nunca.
Como no recordar el primer día de clases cuando llegamos a un lugar desconocido con personas desconocidas y donde por primera vez nuestros padres nos dejaban solas. Ese día unas adorables mujeres a las que llamábamos tías nos acogieron y nos hicieron sentir como en casa. Ellas consolaban a todas esas niñas que lloraban y gritaban por sus papas y su paciencia era demasiada cuando tenían que perseguir a más de una desordenada que se escapaba.
Fuimos creciendo y aprendimos a expresarnos, aprendimos a leer y a escribir, lenguajes que utilizamos en el día a día y que con ternura y cariño nos enseñaron nuestras profesoras de 1ro a 4to básico. Como olvidar que en esos años también seguíamos el ejemplo de las niñas más grandes, las de 8vo, quienes nos cuidaban y nos alegraban todos los días con un par de dinámicas en los recreos.
Más adelante, ya teníamos un profesor para cada asignatura, y las materias se ponían mas pesadas pero paso a paso nos fuimos acostumbrando.
Continuamos creciendo y la mayoría de nosotras hicimos nuestra primera comunión, sufrimos muchos cambios al igual que el colegio, techaron nuestro patio y quitaron el peral que tan hermosa hacia la hora de ir a jugar. Y a pesar de que perdimos algunas cosas, también ganamos mucho: ahora en los fríos inviernos no teníamos que quedarnos en los pasillos, sino que podíamos salir a jugar o simplemente a quedarnos paradas para ser la primera de la fila al momento de entrar nuevamente a la sala.
Nuestra evolución continuó, y llegó el momento en que pasamos del jumper y la corbata, a la falda y la polera. Ya nos sentíamos grandes pero quizá también un poco decepcionadas al ver que nuestro nuevo uniforme era similar al de la inmaculada. Sabor amargo que se nos pasó con la llegada de una nueva noticia: estaríamos juntas por cuatro años más, cosa que antes no ocurría.
Pasamos a la enseñanza media, y a la simple vida escolar se le sumaron otras cosas, como los nuevos ramos, los nuevos amigos, los primeros pololos, el preuniversitario, la mayor exigencia y muchas otras cosas que nos hicieron tener cada día menos tiempo para nosotras, pero que hicieron del colegio el mejor lugar para compartir experiencias y para aprender de nuestras caídas y también de las caídas de las demás.
A medida que pasaba el tiempo, nos dimos cuenta de que se acercaba este día tan esperado y mientras menos faltaba para el, en nuestros corazones afloraban diferentes sentimientos, por un lado la alegría de finalizar una de las etapas más bellas de nuestras vidas y por otro lado, la tristeza de dejar para siempre el lugar que prácticamente por toda la vida ha sido nuestra familia y hogar.
El día de hoy, cada una de nosotras toma un camino diferente y luchara para hacer realidad la historia que por tantos años hemos plasmado en nuestros pensamientos.
Si, será un camino difícil, pero estoy consiente de que estamos preparadas para salir adelante, ya que hubo muchas personas detrás de nosotras apoyándonos, cuidándonos y enseñándonos la real importancia de vivir la vida. Por esto, y al mirar hacia atrás, solo me resta decir gracias.
En primer lugar gracias a nuestros padres y apoderados, ya que sino fuera porque ellos tomaron la decisión correcta, nosotras jamás nos habríamos conocido y también porque como todos saben, la educación parte en casa.
Gracias a los “tíos” auxiliares y administración, que cada mañana, aunque el día estuviera horrible, nos saludaban con una sonrisa de oreja a oreja, deseándonos un buen día, alegrando nuestros ratos y ayudándonos en todo lo que podían.
Gracias inspectores, es especial inspector Cristian, inspector Alejandro, tía Elsira y tía Lidia, porque a pesar de que varias veces desobedecimos y los hicimos pasar malos ratos, nos tuvieron siempre mucha paciencia y nos dieron una segunda y tercera oportunidad.
Queridos profesores, muchas gracias por estar cada día con nosotras, por compartir con nosotras los buenos momentos y por preocuparse en los no tan buenos, por responder a nuestras preguntas, por formar junto a nosotras una familia, pero aun más por muchas veces cruzar la barrera “profesor-alumna”, para tener una conversación de respetuosa confianza entre amigos.
Aunque las relaciones no fueron siempre las mejores, gracias por ser parte de nuestras vidas y por dejar en nuestra memoria todas esas anécdotas que nunca olvidaremos, como por ejemplo las historias del profesor Osvaldo, los “valor” de la profe Paola, los gritos del profesor Ariel, las salidas a la plaza con el profe Vijocha, las pruebas del profesor Miguel Ángel, los campamentos con las profesoras Verónica y Paulina y el inolvidable “have a nice weekend” de la miss Elizabeth, que nos acompaño durante casi todos estos años y que no podríamos olvidar.
Quiero dar las gracias también a Sor Fidelia y Hermana Marcia, las cabecillas de nuestro colegio, gracias, porque si ellas no estuvieran, nada de esto seria posible y por mantener al colegio en la buena forma en que está.
Finalmente me gustaría hablar de nosotras, ya que hoy es nuestro día. Personalmente debo dar las gracias a Dios por darme la oportunidad de haber pertenecido a este colegio y a esta familia, por conocer tan lindas personas y por enseñarme junto a ellas lo que es el amor, la alegría y la amistad.
Como la mayoría, en este lugar hice grandes amigas, las que con seguridad conservare para siempre ya que con ellas disfrute muchas cosas, con ellas aprendí a vivir y con ellas también pase muchas anécdotas inolvidables, porque ¿quien olvidara el túnel, el acto del mes del mar en el 2006, el acto del día del profesor, las guerras de papeles o la guerrita de agua?
Creo que aunque muchas veces nos quejamos de que la diferencia entre la generación anterior y nosotras era muy notoria, eso nos sirvió para unirnos más y para conocer personas con las que a lo mejor nunca habíamos hablado, pero que sin duda, con el solo hecho de conversar sobre un fin en común, cambio en algún sentido nuestras vidas.
Una vez una personita a la que quiero mucho dijo algo como esto: “mis pollos salen a la vida sin conocer nada, pero no quiero que vuelvan, porque aquí comienza la etapa más bonita de sus vidas, así que disfrútenla”
Generación 2008, hoy finalizamos una etapa de nuestras vidas, salimos de la burbuja para lanzarnos a la vida. Y ahora solo queda decir adiós a este lugar y a estas personas que nos vieron crecer y que compartieron junto a nosotras los mejores años de nuestras vidas.
Personalmente quiero desearles suerte a todas ustedes, compañeras, para que todos nuestros sueños se realicen y para que demostremos todo lo aprendido.
Nos vemos algún día y espero que podamos conversar acerca de cómo continuo la historia de nuestras vidas.
¡Felicidades egresadas 2008!
.Bessy Lillo.
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